martes, 24 de mayo de 2016

26 Junio: ¿Más pobreza y desigualdad?

El nivel de vida de las familias se ha deteriorado de forma importante en estos últimos cuatro años. La renta neta media por hogar ha caído un 9,3% en términos reales según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE.
Todos los indicadores muestran que la pobreza y la desigualdad no han parado de aumentar en estos años de gobierno del Partido Popular, como consecuencia de la intensidad y duración de la crisis, y en especial, del desempleo de larga duración, de la precariedad (temporalidad y jornada a tiempo parcial) y los bajos salarios del empleo que se crea.

No todos los niveles de renta han sufrido por igual. Las clases bajas son las que más han sufrido la crisis, más que las clases medias y las altas. Las capas más humildes han sido los más proclives a perder sus empleos y a tener unos empleos más precarios. Una realidad que nos deja un saldo de 33.871 personas en riesgo de pobreza en la provincia de Palencia.
El reparto de la crisis ha sido muy desigual y, por tanto, la distribución de la renta también ha empeorado desde que gobierna el PP, por ello es urgente un cambio para que las rentas del trabajo permitan una vida digna a las personas, a las familias y a sus hijos e hijas. Y este es uno de nuestros grandes objetivos del cambio, con el que los socialistas nos comprometemos: revertir la situación actual de devaluación salarial con un Nuevo Estatuto de los Trabajadores, recuperando la negociación colectiva, el incremento de la cuantía del Salario Mínimo Interprofesional y mejorar la cobertura por desempleo.
Una grave consecuencia de la situación laboral se muestra en el incremento significativo de la población infantil con riesgo de pobreza o exclusión social y que ha pasado del 31,6% en el 2011 al 35,4% en el 2014.
Es dramático que el mayor riesgo de pobreza se encuentre en los menores de 16 años, cuya tasa de carencia material severa casi se ha duplicado alcanzando el 9,4%. Estos datos exigen renovar en profundidad el compromiso con la infancia y la adolescencia y crear  un nuevo Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia, dotado de recursos económicos y humanos necesarios para atajar la pobreza infantil severa.
Nuestra Comunidad Autónoma tampoco se escapa de la pobreza o desigualdad, el riesgo de pobreza crece casi el doble en Castilla y León que en el conjunto nacional, casi cuatro puntos en estos últimos cuatro años de gobierno del PP. Son trágicos también los datos que revelan la realidad que sufren 4.317 hogares palentinos con carencia material severa.
Resulta preocupante que la tasa de hogares viviendo con baja intensidad en el trabajo (de 0 a 59 años) en Castilla y León sea más del doble que hace 4 años, pasando del 8,2% al 17,7%. Este indicativo es altamente negativo para nuestra tierra, puesto que pone de manifiesto la inestabilidad laboral y ausencia de perspectivas de futuro, que se  constatan en esta encuesta, como también sus efectos directos e inmediatos en el riesgo de pobreza. 
Combatir la pobreza y la exclusión social no es sólo un objetivo político, sino un deber de la sociedad que exige grandes compromisos y medidas rigurosas. Debemos afrontar una reforma fiscal para introducir más progresividad en el sistema, reforzar la inversión en políticas educativas, sanitarias y de dependencia. Debemos eliminar los mecanismos selectivos y de exclusión escolar en el sistema educativo que ha introducido el Gobierno del PP con la LOMCE, que contribuyen a la reproducción intergeneracional de las desigualdades en educación.
Es fundamental recuperar la universalidad de la sanidad como derecho de ciudadanía y modificar los copagos introducidos por el PP, de forma que no supongan una barrera en el acceso a los tratamientos. Y debemos crear un sistema de garantía de Ingreso Mínimo Vital de carácter no contributivo, que ofrezca recursos mínimos a familias en situación de vulnerabilidad o en riesgo de exclusión social.
El empleo es una prioridad necesaria pero no suficiente para reducir la desigualdad. Debemos consolidar nuestro modelo laboral, que indica desequilibrio e inseguridad, pero también hay que combatir el riesgo de pobreza con medidas sociales para evitar la exclusión.

Las políticas basadas en la generalización del empleo a tiempo parcial y la precariedad no podrán reducir los niveles de desigualdad. No nos llevemos a engaño, reducir la pobreza y el riesgo de exclusión exige políticas que dignifiquen y mejoren las condiciones laborales, que fomenten una formación a lo largo de la vida, basada en la igualdad de oportunidades. Esa es una de nuestras metas, acabar con la pobreza y la exclusión social, ampliando la formación para tener más opciones laborales y mejor calidad de vida.

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